Aporofobia y clasismo; A medida que pasan los años, las sociedades avanzan tecnológicamente pero a nivel social ¿avanzan a igual ritmo o simplemente cambian el nombre con el que mencionan las cosas?
Seguramente que a lo largo de vuestra vida habréis escuchado alguna vez la expresión “siempre ha habido clases” e incluso estéis de acuerdo con dicha frase.
A nivel arqueológico, hay pruebas de que esto es cierto hace ya 13.000 años pero… qué es el clasismo.
El clasismo es una actitud adoptada por una persona mediante la cual, ésta, de forma individual o en grupo, discrimina a otra por pertenecer a una clase social más baja, la considera de una categoría inferior, únicamente porque no posee o no muestra elementos que consideran propios de “la clase privilegiada”.
Podríamos pensar que a estas alturas de la historia de la humanidad en la que se habla por todas partes de igualdad y solidaridad, la discriminación por clase social estaría superada pero… hace unos años entró en escena una nueva palabra, la “APOROFOBIA”.
Aporofobia y clasismo
Y ¿qué es la aporofobia? Es el odio o rechazo a las personas que están en situación de pobreza, actitudes y comportamientos negativos hacia dichas personas. ¡Oh, sorpresa! Es el clasismo de toda la vida pero con nuevo nombre.
Tal vez así parezca que es un nuevo mal que ha surgido en nuestra sociedad pero la realidad es que no hemos sido capaces de hacer desaparecer la discriminación por razones económicas, sino que se está acentuando cada vez más y hasta tal punto que el Sr. Olivier De Schutter, Relator Especial de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos en un informe del año 2022 señalaba que la aporofobia conlleva, para las personas que la sufren, humillación y exclusión, y que está muy extendida “la creencia, peligrosamente errónea, de que las personas que viven en la pobreza son culpables de su condición y, por tanto, socialmente inferiores, está firmemente arraigada en la sociedad y no desaparecerá por sí sola”.
Aporofobia en espacios públicos
En su informe señalaba que había comprobado que la aporofobia estaba arraigada tanto en las instituciones públicas como en privadas. Esto significa que desde los poderes públicos y las administraciones públicas se practica la aporofobia, lo que se traduce en que las personas en situación de vulnerabilidad económica están sufriendo violencia administrativa e institucional por parte de ellas, por lo que se complica aún más la situación precaria de estas personas ya que quienes se suponen que deben diseñar e implantar políticas que favorezcan su integración social y que salgan de su situación de pobreza, son precisamente parte del problema.
Por esta razón, añadía el Relator Especial de la ONU, muchas de las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad económica no acuden a los servicios sociales a reclamar ayudas que les pertenecen por temor a ser tratadas con sospecha o desprecio, y esto hace que los programas de protección social no tengan los resultados que se esperan cuando se diseñan.
La Consejería de Bienestar Social pionera del cambio
En este punto, cabe señalar que en Castilla-La Mancha, desde la Consejería de Bienestar Social, están trabajando para cambiar esa visión negativa sobre los servicios sociales que está tan extendida y tratando de crear una atmósfera de confianza en ellos por parte de la ciudadanía.
“Ejerciendo la Ciudadanía” lucha en contra de cualquier tipo de violencia y, en especial, de la violencia administrativa e institucional. Por ello nos sumamos a la petición que en 2022 realizó el Sr. Olivier De Schutter ante la ONU: “Ya es hora de que la ley intervenga para prohibir la discriminación por motivos de estatus socioeconómico, como ya han hecho muchos países por motivos de raza, sexo, edad o discapacidad”.
Artículo referente al curso realizado por Ejerciendo la Ciudadanía en Ugena (TO) celebrada entre el 02/03/2023 al 15/03/2023
#CompetenciasDigitalesCLM
Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Financiado por la Unión Europea – #NextGenerationEu
Con el apoyo y financiación del Gobierno de Castilla – La Mancha con la Consejería de Bienestar Social CLM.