Artículo escrito por Raúl del Viso, Gerente de EAPN-CLM

En su libro “Revoluciones tecnológicas y capital financiero”, Carlota Pérez define una revolución tecnológica como “un poderoso y visible conjunto de tecnologías, productos e industrias nuevas y dinámicas, capaces de sacudir los cimientos de la economía y de impulsar una oleada de desarrollo de largo plazo. Se trata de una constelación de innovaciones técnicas estrechamente interrelacionadas, la cual suele incluir un insumo de bajo costo y uso generalizado —con frecuencia una fuente de energía, en otros casos un material crucial— además de nuevos e importantes productos, procesos, y una nueva infraestructura”.

Si consideramos que en este momento estamos en pleno desarrollo de la quinta revolución tecnológica (era del acero e ingeniería pesada y electricidad; revolución industrial; era del vapor y ferrocarril; el automóvil y la producción en serie; la globalización y el microchip) donde el desarrollo de la globalización y el microchip son esenciales para entenderla, es preciso que la sociedad en su conjunto avance en un proceso de digitalización que impregna todas las facetas de la vida, constituyéndose como un reverso ilimitado de la vida y acciones físicas que realiza cada ciudadano.

La pandemia Covid 19 ha puesto de manifiesto la necesidad de disponer y desarrollar el plano digital de cada persona, institución y empresa, puesto que es el ámbito donde todos convergen sin distancias físicas y tan solo con las fronteras que el conocimiento y habilidades digitales generan. En un nuevo mundo digital y globalizado, donde productos y servicios son a demanda, los hilos digitales que lo mueven no son visibles para un importante grupo de población, que si bien ya tenía  importantes problemas de exclusión por su distancia física o escasos conocimientos del mundo físico, quedan expulsadas e invisibles en el mundo digital en el que nos hemos zambullido con la pandemia.

Conscientes de esta nueva amenaza a la participación social y económica de grandes capas de la ciudadanía, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia con la financiación de los fondos Next Generation EU ha puesto en marcha varias líneas de financiación experimentales como última oportunidad para el necesario enganche e incorporación a la digitalización de la vida de muchas personas, donde el proyecto Competencias Digitales es un buen ejemplo para Castilla-La Mancha.

La participación social como estrategia de relación e interacción con otras personas y agentes siempre ha tenido un importante componente físico, aunque superado por el plano digital, ya que el alcance, potencia y calidad de los mensajes son superiores a los que un individuo por si solo puede comunicar a viva voz. Por ello, la formación en competencias digitales, tanto en el proyecto que ponemos en marcha como en otras acciones formativas presentes y futuras, es esencial para que ninguna persona se quede excluida e invisible.

Sin duda, el proyecto Competencias Digitales para crecer es una decidida apuesta por las personas que hasta ahora no han tenido posibilidades de formarse para incorporarse plenamente a un mundo digital sin exclusión ni límites. Sed bienvenidos todos.

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